Si los robots autónomos inyectables se van a usar en
medicina, deben ser diminutos y capaces de ser fabricados por millones. También
deben tener algún tipo de electrónica en el interior para las capacidades de
diagnóstico o terapéuticas. Las investigaciones en MIT han desarrollado un
método para producir las llamadas "células sincronizadas" o células
sintéticas, que pueden procesar entradas de datos y producir salidas, y que son
lo suficientemente pequeñas como para inyectarse en el torrente sanguíneo.
El proceso de fabricación se denomina
"autoperforación" e implica administrar cuidadosamente cómo se
agrieta el grafeno para que pueda encapsular una pequeña pieza de electrónica.
Al principio, las gotas de polímero que contienen piezas de electrónica se
colocan en una hoja de grafeno, un material de carbono de un átomo de espesor.
Otra hoja de grafeno se coloca en la parte superior y se estira precisamente
para que las hojas se agrieten alrededor de las gotas de polímero y se fusionen,
formando tabletas electrónicas con un exterior de grafeno. Los investigadores
han demostrado que otros materiales "2D", como el disulfuro de
molibdeno y el boronitruro hexagonal, funcionan de la misma manera.
Aunque hasta ahora la electrónica dentro de estos prototipos
de dispositivos es bastante rudimentaria y no hace mucho más que almacenar un
poco de datos para su posterior lectura, la nueva tecnología permitirá a los
científicos comenzar a pensar qué se puede hacer con estas sincronizaciones.