El tejido cardíaco dañado, como resultado de un infarto de
miocardio, no sólo es un problema porque debilita la función cardíaca general,
sino también porque ya no conduce la electricidad lo suficientemente bien como
para propagar efectivamente las señales del corazón. Las arritmias son un
resultado común de esto, y aunque hay medicamentos que pueden ayudar a algunos
pacientes, a menudo no se pueden recetar los mismos medicamentos después del
infarto.
Investigadores de la Universidad de Rice, en Houston, Texas,
han desarrollado fibras de nanotubos de carbono biocompatibles que pueden
usarse como puentes eléctricos que atraviesan el tejido cardíaco dañado. Ya se
han probado en ovejas y roedores con cicatrices en sus corazones, y las fibras
restauraron con éxito una gran parte de la conducción auriculoventricular
necesaria para una estimulación adecuada.
Las nanofibras son naturalmente conductoras, pero a
diferencia de los metales, son muy flexibles y pueden integrarse fácilmente con
el cuerpo humano. Están envueltos en un recubrimiento de polímero con las
puntas expuestas, para unir las áreas deseadas de tejido entre sí. En los
experimentos con animales, se demostró que no eran tóxicos y eran compatibles
con los marcapasos. Cuando se retiraron las fibras de los roedores, la función
eléctrica de los corazones de los animales volvió a un estado más enfermo.
"El restablecimiento de la conducción cardíaca con
fibras de nanotubos de carbono tiene el potencial de revolucionar la terapia
para los trastornos eléctricos cardíacos, una de las causas más comunes de
muerte en los Estados Unidos", dijo Mark McCauley, quien realizó muchos de
los experimentos como becario postdoctoral en Instituto del corazón de Texas.