Los tintes fluorescentes han transformado la ciencia
biomédica. El Premio Nobel de Química para 2008, por ejemplo, fue otorgado por
el descubrimiento y desarrollo de la proteína verde fluorescente, GFP. Desde
que GFP estuvo disponible, los científicos han estado trabajando en mejorar los
tintes fluorescentes para estudiar mejor los procesos dinámicos dentro de los
tejidos biológicos.
Típicamente, la luz ultravioleta se usa para activar tales
tintes, pero esto puede ser dañino para las células e incluso provocar que se
comporten de cierta manera, lo que podría afectar los datos experimentales.
Además, muchos experimentos a largo plazo no son posibles ya que las células
terminan muriendo antes de que lleguen los resultados.
Investigadores de la Universidad de Rice, en Houston, Texas,
EE.UU. han encontrado una manera de hacer una variedad de tintes fluorescentes
que se activan con luz visible que no tiene mucha influencia en la mayoría de
las células vivas. Esto permitiría estudios de súper resolución a largo plazo
de células y tejidos vivos, abriendo una puerta mucho más amplia para todo el
campo de la biomedicina.
La tecnología se basa en reemplazar un átomo de azufre con
un átomo de oxígeno dentro de los fluoróforos de uso común. Esto le da a esos
fluoróforos la capacidad de encenderse y apagarse en respuesta a la luz de baja
energía. Esto se puede realizar con una amplia gama de fluoróforos, cada uno de
los cuales reacciona a una longitud de onda de luz diferente, lo que podría
ampliar el alcance de los estudios individuales.