Los aneurismas dentro del cerebro son extremadamente
peligrosos, aunque existen terapias disponibles como stents y desviadores de
flujo sanguíneo. Incluso después del tratamiento, un aneurisma cerebral puede
continuar desarrollándose y no se puede predecir cómo se cura. Monitorear un
vaso tratado en lo profundo del cerebro proporcionaría a los médicos la
capacidad de actuar en situaciones que de otra manera sólo serían evidentes una
vez que ocurriera una ruptura o alguna otra enfermedad terrible.
Actualmente, este tipo de análisis vascular sólo es posible
mediante angiografía con contraste, pero es peligroso realizarlo con
frecuencia. Investigadores de Georgia Tech han desarrollado otra solución: un
sensor que se puede incorporar a los stents neuronales disponibles actualmente
y a los desviadores de flujo que pueden proporcionar información hemodinámica
en vivo precisamente desde el lugar que se trató.
El sensor flexible es un dispositivo inalámbrico que se
puede imprimir para que coincida con el implante al que se conectará. Está
fabricado con impresión 3D de chorro de aerosol que permite depositar un cable
de plata conductor sobre un elastómero. Como no se requieren procesos
complicados a nivel de sala limpia, la tecnología se presta a una producción
barata.
El nuevo sensor se basa en el acoplamiento inductivo para
transmitir sus lecturas a un dispositivo externo. A medida que la sangre fluye
a través del dispositivo, su capacitancia cambia ligeramente y este efecto se
puede utilizar para controlar las perturbaciones del flujo sanguíneo hasta 0,05
metros por segundo. Esto debería ser suficiente para detectar cambios
inesperados en la hemodinámica localizada cerca del sitio de tratamiento.